A quién no le han planteado esta pregunta y ha contestado: "De nada. Lo hecho, hecho está". Cero remordimientos, cero culpas, total quietud. Genial!
Quisiera pensar igual. Quisiera convencerme de ello, pero no. Aún así, sigo en pie.
Vamos con la mea culpa...
Me arrepiento de no haber movido cielo y tierra todos los días del padre para buscar a mi caballero sin armadura. Ese abrazo se extraña tanto. Esa admiración eterna a sus aciertos y desaciertos, es una dosis necesaria para perdonarnos ambos.
Me arrepiento de no estar junto a mis sobrinos y hacerlos mis hijos (esos que tanto sueño), saboreando su época escolar. De no estorbarlos para almorzar juntos, para verlos cómo se hacen grandes y decirles que las "mañas" (sus mañas) son las de siempre.
Me arrepiento de quedarme en el intento por volver al periodismo. Es decir, de no emparejar mi coraje con mi voluntad. Es un retraso de casi 7 años que se justifica con este nuevo amor que se cruzó y necesita de mi última gota de sangre.
Me arrepiento de haber descartado tan prontamente el primer amor. Aquel q se vive con inocencia e ilusión, que arrulla los sentidos e idiotiza en cuerpo entero.
Me arrepiento de mostrarme huidiza con la palabra perdón. De no darle cara frente a dos personas. Ambas importantes. Ambas muy presentes en mi vida. Ambas queridas.
La verdad, espero tener la oportunidad para revertir cada cosa, para darle un ángulo distinto y positivo, para dejar el alma en cada intento. Y bueno, como verán...hay arrepentimiento. Soy un ser humano, soy imperfecto, soy desobediente.
viernes, 1 de julio de 2011
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