jueves, 20 de octubre de 2011

Hay muchas cosas que no son para siempre, muchas, la mayoría. Sólo una es irrevocable.


Me sucedió hace siete años y cambio mi vida. No volveré a ser la misma, jamás. Y no me arrepiento, fue lo mejor.

Quizás para algunos lo mejor sea encontrarse con Dios, para otros con el ser querido allá en el cielo, para otros tantos el amor verdadero, para mí simplemente encontrarme con la vida misma a través de aquella mirada.

No fue fácil. Para nada. Hay muchos libros dedicados al tema, muchos consejos con hartos capítulos, títulos y subtítulos, y lo peor, con el sentido común extraviado. Mucho ruido de la gente zumbando a tu alrededor. Mucha tecnología. Mucha teoría y poco ó nada de lectura interior.

En estos duros, maravillosos y felices siete años dispuse mi corazón, lo rendí ante su amor y aquí estoy...es mi armadura, mi nuevo chip, mi trabajo sin sueldo. Aquí estoy tomando caminos imposibles, impensables de no haber sido madre.

Luna, mi hija, nació un domingo soleado de octubre. Preciosa, llena de vida y rodeada de amor. ¿Qué más puedo pedir? Nació -felizmente-para quedarse, para cambiar mi vida, para cuestionarme, para aprender de ella, para volver a ser niña, para encontrar respuestas en su mirada limpia e intensa, para agradecer infinitamente el amor de mis padres.

A tí mi princesa adorada, gracias por convertirme en madre, por tu lucidez, por tu amor desinteresado, porque me retas a ser mejor día a día, por dejarme ser la niña grande que necesito ser, por contagiarme de tu espíritu libre, por tus abrazos, por tu vida en la mía...

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Copyright 2010 Kafe para Tres.

Theme by WordpressCenter.com.
Blogger Template by Beta Templates.